A parte del significado que le atribuyó Spinoza, la inmanencia puede entenderse como: “no obrar evitando así alterar el curso natural de los acontecimientos”.
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Acabo de hablar con los de la imprenta por telefono y he quedado esta misma tarde para llevarles el trabajo ¡Qué ilusión! después de tanto tiempo y tantas cosas que han sucedido en estos cuatro últimos meses finalmente se aproxima el momento; la publicación de Klaüs Zayin y las siete formas del amor ya es una realidad. Tal y como os comentaba en el post anterior el martes visité Printcolor, lástima que a la hora que llegué ya estuviese cerrado. Me acaban de confirmar que puedo pasarme hoy antes de las siete, me meteré caña con el coche porque salgo un poco justo para llegar a esa hora.
Volver la vista atrás
Por lo que he podido observar, los objetivos se van logrando según fluye el curso de los acontecimientos. Ha habido instantes para todo, pero siempre perseverando en la causa... y hasta aquí he conseguido llegar. Si empiezo a leer este blog desde el principio me da la sensación de volver la vista para contemplar el trecho que ahora queda atrás, no es nada del otro mundo, pero estoy contento de haber comenzado a andar aquel uno de enero de 2008 en el que hice la mochila por pura inercia y salí en busca de lo que estoy a punto de alcanzar: llevar a manos del lector un ejemplar encuadernado en negro con la idea primigenia que aquella mañana me hizo despertar inspirado.
Tanto libro, tanto libro; y tú ¿cómo estás?
Bien, estoy bien. Tras un año colmado de constantes cambios y novedades (independencia, trabajos chungos de la comunidad, aprender a planchar con la vaporeta, escribir hasta las tantas, cursillo tres días a la semana al salir del curro, paginas webs, gatos, robos, reencuentros, nuevos amigos, nuevos modelos de ascensores, ortografía, etc...) me encuentro a tan sólo un mes de romper con las responsabilidades inmediatas y descansar de todas ellas. No me lo voy a creer cuando esté de vacaciones. Al fin consigo dedicarme a leer un libro que no sea el mío, y menos mal porque ya estaba hasta las narices.
¿Qué lee el sr. Koffer en su tiempo libre? ¿algo de máxima erudición?
Ja ja ja, hay que ver cómo sois. Bueno, en navidades me regalaron 365 días para ser más culto, un libro concebido para promover la pedantería gratuíta tal como la niña repelente que salía en la primera de Jarry Potrer (la echaron ayer en TV, mientras comía con mis viejos la tenían puesta) . Lo terminé hará un mes o así y se lo transferí a Cristina cuando vino de visita.
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Acabo de hablar con los de la imprenta por telefono y he quedado esta misma tarde para llevarles el trabajo ¡Qué ilusión! después de tanto tiempo y tantas cosas que han sucedido en estos cuatro últimos meses finalmente se aproxima el momento; la publicación de Klaüs Zayin y las siete formas del amor ya es una realidad. Tal y como os comentaba en el post anterior el martes visité Printcolor, lástima que a la hora que llegué ya estuviese cerrado. Me acaban de confirmar que puedo pasarme hoy antes de las siete, me meteré caña con el coche porque salgo un poco justo para llegar a esa hora.
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Por lo que he podido observar, los objetivos se van logrando según fluye el curso de los acontecimientos. Ha habido instantes para todo, pero siempre perseverando en la causa... y hasta aquí he conseguido llegar. Si empiezo a leer este blog desde el principio me da la sensación de volver la vista para contemplar el trecho que ahora queda atrás, no es nada del otro mundo, pero estoy contento de haber comenzado a andar aquel uno de enero de 2008 en el que hice la mochila por pura inercia y salí en busca de lo que estoy a punto de alcanzar: llevar a manos del lector un ejemplar encuadernado en negro con la idea primigenia que aquella mañana me hizo despertar inspirado.
Tanto libro, tanto libro; y tú ¿cómo estás?
Bien, estoy bien. Tras un año colmado de constantes cambios y novedades (independencia, trabajos chungos de la comunidad, aprender a planchar con la vaporeta, escribir hasta las tantas, cursillo tres días a la semana al salir del curro, paginas webs, gatos, robos, reencuentros, nuevos amigos, nuevos modelos de ascensores, ortografía, etc...) me encuentro a tan sólo un mes de romper con las responsabilidades inmediatas y descansar de todas ellas. No me lo voy a creer cuando esté de vacaciones. Al fin consigo dedicarme a leer un libro que no sea el mío, y menos mal porque ya estaba hasta las narices.
¿Qué lee el sr. Koffer en su tiempo libre? ¿algo de máxima erudición?
Ja ja ja, hay que ver cómo sois. Bueno, en navidades me regalaron 365 días para ser más culto, un libro concebido para promover la pedantería gratuíta tal como la niña repelente que salía en la primera de Jarry Potrer (la echaron ayer en TV, mientras comía con mis viejos la tenían puesta) . Lo terminé hará un mes o así y se lo transferí a Cristina cuando vino de visita.
Ahora he comenzado Tao te King, el libro del taoismo, una lectura escueta cuya profundidad (dice) invita a la reflexión en cada uno de sus capítulos; sólo en el prólogo ya he encontrado varias de esas palabras que yo jamás emplearía y que debería tratar de incorporar en lo que escriba más adelante. Por citar algunas: refractario (genial), inerme (fantástica), coadyuvar (dioos) y ontología. Me lo ha dejado el Juanan.El próximo libro que me gustaría tener para el verano sería La insoportable levedad del ser, ya llevo tiempo pensando en pasarme por la FNAC y comprarlo. Desde que oí a los de mi trabajo comentar “Menudo tostón ¿quién c@ño puede leerse esas mierdas” que no sabéis las ganas que tengo de leerlo.
K.M. Koffer www.klauszayin.com
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